domingo, 16 de marzo de 2014

CUENTO GANADOR CONCURSO "CUENTOS DE LA ABUELA PEPA" (6º)


   Había una vez, que se era, una mago con largas y frondosas barbas llamado Rodolfo Barbasverdes. El mago vivía en un gran bosque dividido en dos comarcas: la Comarca de la Luz, habitada por gente fantástica y todo tipo de animalitos maravillosos, y en la otra, ya os lo podéis ir imaginando, reinaba la más completa oscuridad pues se trataba de la Comarca de la Oscuridad. Plantas carnívoras, grandes arañas, animales despiadados, gritos y sombras, brujas... habitaban la Comarca de la Oscuridad.

    Un día, como otro cualquiera, Rodolfo Barbasverdes caminaba por el bosque recogiendo hierbas para su pócima mágica y de pronto... ¡ssshhhh¡ , una sombra rozó los arbustos. Rodolfo se asustó e inmediatamente, usando sus poderes, lanzó un rayo y la sombra quedó congelada. Al acercarse lentamente exclamó:
- ¡Pero si se trata de una bruja¡, ¿qué puede estar haciendo una bruja en la Comarca de la Luz?.
   La muy pícara bruja, hizo un fuego dentro de su cárcel de hielo utilizando su magia negra y logró descongelarse. Sacó su varita, sin que Rodolfo se diera cuenta, y... ¡zasss¡ lanzó un conjuro y convirtió las largas y frondosa barbas verdes de Rodolfo, en peluchas barbas amarillas, escapando entre chillonas carcajadas.
   Al llegar al poblado nadie le reconocía porque Rodolfo Barbasverdes se había convertido en Rodolfo Barbasamarillas.
   Pensando, pensando y requetepensando ingenió una poción mágica para devolverles el color a sus barbas. Necesitaba cinco ingredientes: ojo de ogro rojo, ancas de rana verde, hierbas multicolores, pelo de nomo azul y lo más importante, una pizca de magia de bruja.
   Para ello ingenió un plan y se adentró en la Comarca Oscura. Una vez encontró la casa de las brujas se transformó en ratoncito y mientras las brujas comían y se reían del hechizo del mago, aprovechó la ocasión y sigilosamente le quitó la varita a una de ellas.
   De vuelta a la Comarca de la Luz, Rodolfo pudo completar su poción mágica y gritaba muy, pero que muy contento:
- ¡Por fin, por fin vuelvo a ser yo, el gran y maravilloso mago Rodolfo Barbasverdes¡
¡FIN... si lo quieres repetir, aquí está Don Crispín¡

Juanjo Montoya Delgado (6º)

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